Directora corporativo Microlog
"Mi conducta es el vientre que
me contiene, es la herencia que
me toca, es la maldición por mis
malas obras y la bendición por
mi equidad", pone Tolstoi en
manos de Pandu, protagonista de
Karma. Más adelante, este
mismo personaje le dice a sus
herederos en el lecho de muerte,
"queridos hijos, no juzguéis a
los demás por vuestras
desdichas. Buscad la causa de
vuestras desgracias en vosotros
mismos". ¡Qué rabiosa actualidad
la del escritor ruso!
Uno se retrata con sus acciones,
para lo bueno y para lo malo.
Además, quien asume la propiedad
de un problema tiene también en
sus manos la solución. El menú
está servido: no me hable de
intenciones, de valores o
principios, actué y ya veré yo
por donde va su compás moral. No
me dé discursos sobre la
responsabilidad personal a la
vez que coloca el foco de sus
miserias en la crisis, los
políticos, los bancos o el
vecino. Es posible y hasta
probable, que tengan su parte
alicuota. Aún así, si aspiramos
a ver luz al final del túnel el
camino pasa por no abdicar de lo
que nos corresponde para, con la
dignidad actuar para cambiar
aquellos que nos incomoda.
¿Está
nuestro sistema educativo
orientado a la acción? ¿Qué
ejemplo se da con el actuar de
todo el personal, director,
profesores, personal de los
centros, padres... sobre
nuestros hijos? ¿Les ayudamos a
asumir sus problemas/retros o en
un afán sobre protector
justificamos sus infortunios?
Utilicemos el verano para que
nuestros cachorros tiendan el
puente entre lo aprendido y el
mundo real, aprovechemos
cualquier oportunidad para
acercar al niño a sus
responsabilidades. Comparto un
botón de muestra: ¿Quién lleva
las toallas a la piscina? ¿Quién
hace las camas? ¿Quién recoge la
mesa? ¿Quién compra el pan?...
Si nos decidimos a ser
consistentes, el premio merecerá
la pena.
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